Los cereales fermentados, el jugo
de frutas y la miel, se han utilizado durante miles de años para fabricar
alcohol (alcohol etílico o etanol).
Las bebidas fermentadas existen
desde los albores de la civilización egipcia, y existe evidencia de una bebida alcohólica
primitiva en China alrededor del año 7000 a. de C. En la India, una bebida
alcohólica llamada sura, destilada del arroz, fue utilizada entre los años 3000
y 2000a. de C.
Los babilónicos adoraban a una
diosa del vino tan antigua que data aproximadamente del año 2700 a. de C. En
Grecia, una de las primeras bebidas alcohólicas que ganó popularidad fue el
aguamiel, una bebida fermentada hecha de miel y agua. La literatura griega está
llena de advertencias contra los excesos de la bebida.
Las bebidas alcohólicas se han
utilizado siempre. Es la adicción que reina a lo largo de la historia del
hombre. Lo bebían en la antigua Grecia y Roma, los señores y siervos en la Edad
Media y cuando los puritanos llegaron a América en 1620, introdujeron la
práctica de beber alcohol. En esos tiempos era difícil encontrar agua potable,
por lo que todo el mundo bebía alcohol en las comidas.
El alcohol representaba más que
una simple bebida, era la forma de celebrar importantes acontecimientos como
tener una nueva casa, la fiesta de la cosecha, las bodas y los funerales.
También se utilizaba en medicina para aliviar el dolor, bajar la fiebre o
calmar la acidez de estómago. Su consumo se mencionan
en infinidad de escritos históricos y religiosos,
hay vino en la última cena de Jesús. El
alcohol se usaba en la mayoría de las celebraciones tanto en Oriente como en
Occidente. Nabucodonosor padeció el delirium tremens y se describe en la
Biblia. En la Edad Media los alquimistas de Europa usaban el alcohol para
obtener esencias por destilación. A fray Luis de León le supuso la cárcel por
una metáfora que utilizó en cierta ocasión y que decía “ramo de pámpanos es el
amado y racimos de uva los pechos de la amada”. Actualmente la Iglesia católica
celebra la misa con vino y ha desautorizado el mosto como posible alternativa.
En el siglo XVI, las bebidas
alcohólicas (conocidas como “espíritus”) se utilizaban ampliamente con
propósitos curativos. A principios del siglo XVIII, el parlamento inglés aprobó
una ley que fomentaba el uso de cereales para la destilación de “espíritus”.
Estas bebidas alcohólicas, sumamente baratas, inundaron el mercado y llegaron a
su punto más alto a mediados del siglo XVIII. En el Reino Unido, el consumo de
ginebra alcanzó los 68 millones de litros y el alcoholismo se generalizó.
El siglo XIX trajo un cambio de
actitud y una campaña antialcohólica empezó a promover el uso moderado del
alcohol, algo que a la larga se convirtió en una prohibición total.
En 1920, en Estados Unidos se
aprobó una ley que prohibía la fabricación, venta, importación y exportación de
bebidas embriagantes. El comercio ilegal de alcohol se disparó y en 1933, la
prohibición del alcohol se canceló.
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